Robert Enke

Se ha ido.

Depresivo, mentalmente torturado.
No lo conocía mucho, de hecho casi nada. Simplemente su nombre me resultaba familiar.

Todo esto me lleva a una reflexión: La gente de éxito que se suicida. Gente que lo tiene todo, dinero, fama, juventud, vitalidad, éxito, reconocimiento... Incluso así sufren depresiones. El ser humano es tan vulnerable... incluso en la cumbre.

Pero el bueno de Robert tenía motivos, su hija de dos años murió. Pocas desgracias mayores pienso que pueden ocurrirle a una persona, estaba hundido, no ha podido más, ha decidido irse. Quizá debería haber luchado más por tu hija adoptiva de 8 meses, ¿pero quién soy yo para juzgarte, Robert?

Los suicidas me despiertan una cóctel de admiración, dolor, empatía, tristeza, comprensión, incomprensión, impotencia...

Descansa en Paz, Robert.