Necesito saber...

¿por qué leéis? ¿qué es lo que le pedís a un libro cuando entre todos los demás lo escogéis? Y esto, por seros franca, no es sólo una cierta curiosidad personal sino lo necesito para algo más, para profundizar en una idea que me va rondando la cabeza.

Me gustaría saber sobre vosotros, como lectores y por lo tanto parte activa y fundamental de cualquier historia, qué buscáis en los libros, qué os aportan. Y sobre todo me gustaría que viajaráis a la infancia, a los primeros años en los que vuestra fidelidad por la palabra escrita se afianzó.


Por ejemplo en mi caso comencé a leer por pura diversión. Dentro de un libro podía pasar cualquier cosa, yo misma podía convertirme en cualquier cosa, y cuando lo abría la realidad desaparecía para llevarme a cualquier otro lugar. Leer era entretenimiento, a la altura de otros juegos infantiles. Jugar a los playmobil o leer un libro podían ser igual de fascinantes; era alimento para una imaginación muy desfasada a esa edad. Supongo que además habría mucho más. Supongo que entre las páginas vería muchos de mis anhelos, de mis dudas, de mis miedos o mis intereses... pero yo no me daba cuenta, no era lo que buscaba. Me atraían las historias. Irme a otro país y sufrir o vivir situaciones increíbles en la piel de otro, desde una posición muy segura pero exactamente igual de intensa. Era vivir muchas vidas. Sentía que con ocho años había estado mucho más lejos que cualquier de mis amigos, y que lo mejor era que además aquello no había hecho más que empezar.

Pero además, y de aquello sí me daba cuenta, al leer yo misma estaba creando. Como Bastian Baltasar Bax yo me convertía en una parte fundamental del libro y sin mi interés nada de aquello ocurriría, no existiría. Recuerdo que ese papel o esa especie de poder me gustaba mucho, ya que era como ser un maestro de ceremonias, el anfitrión, alguien importante y no sólo un mero espectador. Así que cuando algún protagonista conseguía su azaña yo sabía que también había sido gracias a mí ayuda, que con mis ojos le había ido empujando hacia el triunfo. Ser parte de la historia, de aquellas historias, era maravilloso. No sólo era una niña de ocho, nueve o siete años... era la niña que había ayudado al pirata a encontrar el tesoro.Y cuando alguna mañana en clase la profesora me regañaba por emborronar las cuentas, en silencio pensaba que aquella señora no tenía ni idea de con quién estaba hablando, pues solamente la tarde anterior aquella mano torpe que ahora manchaba el cuaderno había sido capaz de sostener el escenario de una cruel pero victoriosa batalla. Era como tener un cajón secreto lleno de magia. También, por supuesto, aquello tenía sus partes negativas, y a veces cuando alguna situación se ponía peliaguda (recuerdo especialmente una en el libro de Jim Botón y Lucas el maquinista) no quería seguir leyendo, porque sabía que si yo no continuaba aquello no ocurriría. Y era una lucha entre mi curiosidad y mi miedo, en el que siempre vencía la primera ayudada por la esperanza (y casi certeza) de que los escritores para niños son benevolentes.

Hasta ese punto me calaban las historias. Por eso para la Sara-niña leer era una forma de vivir. De todas las formas en las que esta afirmación pueda interpretarse.

En la actualidad el gusto por la literatura como divertimento sigue. Todavía busco aventuras y grandes historias. Aunque ahora también exijo cierta calidad y en muchos otros casos busco información o aprendizaje.


Y bueno ¿vosotros qué me contáis?

En mi caso me tropecé con la literatura huyendo de las ciencias. Así de prosaico y poco emocionante. No había sido una niña especialmente lectora; simplemente no quería más mates ni más física… con tan buena suerte que tuve dos profesoras excelentes, tanto de literatura gallega como de literatura española, que lejos de ejercer su labor con frialdad funcionarial, se apasionaban y nos apasionaban. Así germinó mi gusanillo bibliófilo: por contagio de dos grandes docentes.

Yo era un niño tímido y apocado y me refugiaba en la lectura. Supongo que para huir de la realidad. Ahora leo simplemente por placer, aunque tengo que recuperar el ritmo, despues de tres años sin casi leer nada que no fuesen comic o artículos, me cuesta coger un libro.

Yo me recuerdo leyendo toda la vida...no sé como empezó, pero quizá mi voracidad se viese aumentada porque en mi niñez y en mi casa, un libro era un objeto inexistente e inalcanzable. Así cuando no tenía uno que me hubiesen prestado, leía cosas tan prosaicas como los prospectos de las medicinas o lo que cayese en mis manos. Igual también influyó que no tuvimos tele hasta que fui mayorcita. Saqueé las estanterías de todo el vecindario, que en muchos casos tampoco es que fuesen muy lectores, pero tenían las típicas colecciones de clásicos que quedaban muy vistosas en el salón, con sus dorados y sus encuadernaciones de tapa dura. Así que a la edad en que la muchachada ahora lee Crepúsculo, yo leía Cien años de soledad o Guerra y Paz. Y cuando en el colegio por fin hubo biblioteca, ya en octavo curso y pude llevarme a casa tantos como quisiera, ya no hice otra vida. Mis padres aún no se lo explican.   

Yo he leído toda la vida. En mi casa mis padres leían mucho, a todas horas. Mi madre incluso a veces me pedía a mí alguno de mis libros, lo que recuerdo que me hacía sentir mayor y me llenaba de orgullo y satisfacción en aquellas fechas tan señaladas. Y recuerdo que lo hacía por pura diversión. Me encantaba imaginar a los personajes, los escenarios, las historias... Trataba de anticipar los hechos antes de que ocurrieran, imaginaba distintas alternativas y esperaba a ver si el autor elegía una de ellas... Y tuve la suerte de tener un amigo que tenía mi misma pasión. Y haber tenido la suerte de que los vídeos, los ordenadores y las consolas me pillaron ya mayorcito, al menos lo suficiente como para que no me lobotomizaran como a los jóvenes de ahora, lo que me permitió no dejar de lado mi pasión por la lectura.

Siempre he leído por diversión pura y dura. Por eso no huyo de best sellers actualmente. Si me entretiene, leo lo que sea. Igual que como, bebo, visiono,... lo que sea que me proporcione placer y/o entretenimiento.

Menos "La Carretera". Ese pestiño lo leí por obligación    

Para ser de este foro hay que haberse leído la Carretera y punto.

Dr Who, si no quieres, te lo convalidamos por el visionado de 20 videos del Groucho.   

Dios mío, cuanto horror en solo dos frases...

Jahiime escribió:Para ser de este foro hay que haberse leído la Carretera y punto.

Dr Who, si no quieres, te lo convalidamos por el visionado de 20 videos del Groucho.   

    

No quiero ser cruel, pero no hay color....A tranchete, ni caso.  

Y yo también he leído siempre por gusto y quizá por ello me hice más exigente. No tolero los best sellers porque sea una snob, sino porque realmente no me sacian...es lectura facilona para gente que no lee habitualmente. Y claro, no es mi caso.  

Acabaré leyendo el libro de la carretera para comprender mejor la película.... jojojojojojo   
Bueno, y de tanto video de la nueva serie del Dr. Who creo que me voy a volver a aficionar a ella.

Me aficioné a la lectura gracias al poema de Borger: La noche cíclica. Siempre están en mi memoria sus versos.

Mi primer recuerdo de un libro.....fueron los libros de texto.Aún recuerdo con nostalgia,la llegada de septiembre y la emoción de tener los libros del nuevo curso.Y no porque fuese un estudiante disciplinado y estudioso, no.La razón era la emoción de ver los textos, las imágenes, el olor, el tacto de los libros.....y claro, la promesa de que allí encontraría respuestas a los gerndes enigmas, que según mis maestros sólo Dios conocía....

Mas tarde fueron los tebeos y comics de la época.Y en esas que llegaron a mis manos las aventuras de los siete secretos y los cinco (Enyd Blyton).
Un buen dia, leí un resumen de la Ilíada...dios!! aquello era demasié;guerreros salvajes peleando cuerpo a cuerpo sin miedo..sangre, honor, hombría, héroes.Y hasta ahí alcanzó mi sueño.

El resto de mis dias como lector ha sido por puro entretenimiento, evasión,y....porque muchos libros me han aportado el marco conceptual de ideas que tenia dentro de mi cabeza que no encajaban en el puzzle de la vida;quiero decir que gracias a muchos libros han sido mi viaje iniciático que tuvo Ulises.

Irina, por Dios, si algo nos da certezas que nos sostienen son las ciencias físicas y matemáticas.Sólo cuando tenemos certezas nos es permitido soñar con las estrellas de más allá de Orión, donde un amigo mio ha visto naves del Imperio estelar arder.....

Diego escribió:Irina, por Dios, si algo nos da certezas que nos sostienen son las ciencias físicas y matemáticas.Sólo cuando tenemos certezas nos es permitido soñar con las estrellas de más allá de Orión, donde un amigo mio ha visto naves del Imperio estelar arder.....

Sublime escena, querido Diego. Pero así me quedaba yo en clase de Mates, como el Rutger Hauer tras dejar volar esas bellas y últimas palabras:



Por suerte mi hermano mayor hizo la carrera de Matemáticas y tenía profesor particular gratis (de lo contrario no sé lo que habría sido de mí).  

Diego escribió:Mi primer recuerdo de un libro.....fueron los libros de texto.Aún recuerdo con nostalgia,la llegada de septiembre y la emoción de tener los libros del nuevo curso.Y no porque fuese un estudiante disciplinado y estudioso, no.La razón era la emoción de ver los textos, las imágenes, el olor, el tacto de los libros.....y claro, la promesa de que allí encontraría respuestas a los gerndes enigmas, que según mis maestros sólo Dios conocía....

Eso me pasaba a mí. El primer día los libros siempre parecían emocionantes, yo incluso me atrevía a comenzar a leer alguno. Y después... menuda decepción. Y así terminaban, arrugados, pintarrajeados, medio rotos y frustrados por no haber conseguido ni un ápice de su propósito como libro.

En el mundo de los libros ser un libro de texto de colegio debe ser lo más parecido a tener un oficio gris y sinsentido ¿no?

Kiruna escribió:En el mundo de los libros ser un libro de texto de colegio debe ser lo más parecido a tener un oficio gris y sinsentido ¿no?

Ostras, tú. Qué frase más injusta. Para mí son libros muy importantes. Son con los que nos hemos formado todos. Contienen parte de los conocimientos que ha ido acumulando la humanidad a lo largo de su historia. Son un legado de los que ya no están para los que venimos después. Son los que contienen los conocimientos necesarios para que podamos luego cada uno utilizarlos como consideremos oportuno en nuestra autoformación como personas.

Para mí son más bien un oficio gris pero imprescindible. Uno de esos que nadie aprecia hasta que desaparece o se pone en huelga. Como basurero, enterrador, cartero, albañil... Mola más ser ingeniero, doctor, juez,... Pero a la hora de la verdad, los unos son tan importantes como los otros, aunque no se los valore igual.

No sé... pienso en ese libro de sociales de octavo de E.G.B. y a parte de su portada azul con un circulo multicolor no recuerdo nada más ¿eh? es más, igual es injusto, sí, decir esto, pero creo que el noventa por ciento de mis conocimientos de egb no surgieron de esos libros. Y aclaro que hablo de los del colegio ¿eh? que del instituto sí que tengo alguno por ahí de Lázaro Carreter que aún me mola.

Pero alguno.

Yo creo que amo los libros desde que descubrí que además de cuentos, había increíbles historias detrás de cada uno de ellos. Mi madre siempre nos contaba cuentos, pero pronto empezó a leernos libros. Ya con 7 años mi madre me leyó: "La historia interminable", "Momo", "Alicia en el país de las maravillas"... y desde ese momento mi pasión por los libros creció y creció hasta convertirme en una adicta a edad muy temprana. Siempre iba con un libro en las manos. Devoré todos los de "Elige tu propia aventura", me sacaba cada semana un par de libros de la biblioteca cuando vivía en el pueblo, y era maravilloso dejarse llevar y perderse en otros mundos.

Creo que lo que más me gustaba es que me abstraían del mundo, que pasara lo que pasara a mi alrededor, en cuanto me pusiera a leer y me centrara en un libro, el resto de la realidad desaparecería. Y me adentraría entonces en una aventura personal ajena a todo que quedaba sólo entre el libro y yo. ¡¡Pura magia!!

Luego crecí y mi amor por los libros fue en aumento. Con el cambio de vivir en un pueblo y pasar a una ciudad grande, mi introversión hizo que me centrara más que nunca en los libros. Entonces empecé a descubrir mucho más, me llevaban a las librería con las que hoy en día sigo guardando una relación muy especial, la "París- Valencia", donde podía encontrar libros maravillosos por 100 y 200 pesetas. Es una librería enorme con libros nuevos, viejos, antigüos, modernos, de oferta, por temáticas... ¡¡y yo tan feliz!! Podía pasarme horas cuando íbamos, y mi madre encantada de que me encantara leer.

Siempre ha sido como una válvula de escape. Me ayuda a centrarme cuando estoy descentrada, pero también me hace olvidarme de quién soy cuando no quiero recordarlo. Me libera cuando estoy asfixiada, me da alas cuando me siento pesada, me amplía la mente, me permite soñar, me recuerda cosas que a veces olvido, alimenta mis propias pensamientos, me  ayuda a crecer, me emociona, me permite viajar por otras mentes, por otros mundos. Pero sobre todo , me hace sentir muy pero que muy viva.

Leer es como una droga cuyos efectos secundarios sólo son beneficiosos.

PD. Y sí, yo también era de las adictas a tocar, oler y mirar los libros de texto antes de empezar cada curso muriéndome de ganas de aprender todo lo que me esperaba por delante.